miércoles, 20 de noviembre de 2013

Repertorio I: paciencia.

El repertorio no ha de ser trabajado como cuando éramos jóvenos y jóvenas y había que preparar un examen. El proceso se debería asemejar más a cultivar un bonsai. Paciencia, dedicación, ni demasiadas atenciones ni indolencia. Equilibrio. La ventaja de ser un pianista fracasado es que nadie espera nada de ti con urgencia (ni sin urgencia, si a eso vamos). El tiempo para leer, preparar, asimilar y pulir una obra puede medirse en decadas. En mi vertiente de pianista meramente semifracasado, la de acompañante, he conseguido que el tiempo, en lugar de en semanas como es lo habitual (INCLUSO EN DÍAS) se cuente en meses. No es óptimo, pero es lo que hay.

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